domingo, 31 de diciembre de 2017

Un par de gaviotas polares

Los postreros temporales del otoño, o en su caso los primeros del invierno, nos traen en algunas ocasiones a los ornitólogos, en especial a los más gavioteros, la última sorpresa del año, y una de las más esperadas, las llamadas gaviotas blancas. Estas proceden de las áreas más norteñas y se llaman así por los tonos de su plumaje. Hoy tuve la suerte de localizar junto a otros compañeros, frente a la playa de la Ribera, en Luanco, dos ejemplares de una de estas especies, la gaviota polar o groenlandesa Larus glaucoides.

Una de ellas es este bonito ejemplar de 4º invierno, un subadulto, que ya había sido avistado previamente en otros puntos del País Vasco y Galicia, se ve que está haciendo un periplo por el Cantábrico.


El segundo es un ejemplar juvenil, de primer invierno, aparentemente de la subespecie nominal, ya que se aprecian las primarias externas muy claras.




Esta foto es la única que pude sacar donde se observan ambos ejemplares.


La gaviota polar es propia de las costas de Groenlandia, encontrándose en el NE de Canadá una subespecie propia, la denominada ssp. kumlieni. Una parte de la población se dispersa al sur en otoño, llegando de manera puntual al SO de Europa. Parece llegar de manera anual a las costas del norte ibérico, pero siempre muy pocos ejemplares, mayormente en diciembre y enero.



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