viernes, 16 de septiembre de 2016

Lo que trajo Stephanie

No todo el mundo sabe que a las borrascas que cruzan nuestras latitudes, igual que a los huracanes que se producen en el Caribe y Norteamérica (o más propiamente ciclones tropicales), se les pone nombre. Hace unos días las previsiones meteorológicas preveían el paso de la borrasca Stephanie por el Cantábrico en dirección al continente europeo.


De forma un poco inesperada la borrasca Stephanie sufrió una repentina evolución, desarrollando un proceso de ciclogénesis. El resultado, aunque no todo el mundo está de acuerdo, fue un ciclón muy parecido a los ciclones tropicales, con un ojo definido, pasando muy cerca de las costas cantábricas.



Una de las principales características de los ciclones es que los vientos más fuertes se dan cerca del centro, y por eso al pasar tan cerca de nosotros los vientos fueron muy intensos en la costa, alrededor de los 90 km/h en la costa asturiana. Especialmente notables fueron las precipitaciones, y en Avilés por ejemplo cayeron hasta 70 l/m2 en una hora, un registro especialmente notable.


El paso del ya ciclón Stephanie por el centro del Golfo de Vizcaya afectó sobremanera a muchas aves que en ese momento se encontraban en plena migración. Muchas de ellas, en especial limícolas y charranes, buscaron refugio en puntos abrigados de la costa, donde aguardaron a que las condiciones mejorasen. Por ejemplo un grupo de más de 80 correlimos tridáctilos que pude detectar en la playa de Xagó al atardecer, que recorrian la zona alta de la marea buscando los pequeños invertebrados depositados por las olas.




O un bando de cerca de 40 charranes patinegros sobrevolando la zona del faro de San Juan de Nieva.



Hoy, estos pájaros ya no estaban, habían continuado con su impulso migrador. Pero lo que se demuestra una vez más es la importancia de nuestras playas y ensenadas para servir de abrigo a las aves cuando se dan estas circunstancias extremas.


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