viernes, 6 de noviembre de 2015

Llegada de lechuzas y chats

Entre los diversos chats del whatsapp que comparto se halla uno de aficionados al pajareo, gente rara que salimos al campo con mayor o menor asiduidad y compartimos las observaciones más interesantes que vamos encontrando por el camino. A través de este chat comenzaron a llegarme noticias acerca de la llegada de lechuzas campestres Assio flammeus a la costa asturiana a finales de la semana pasada, que se acrecentaron el lunes día 2 con varios registros matinales.


Así que la tarde de dicho lunes, que tenía pensado no desplazarme a ningún sitio, decidí acercarme a la rasa costera de San Juan de Nieva, que domina la entrada de la ría de Avilés, donde en alguna ocasión pude detectar a esta singular especie. Al poco rato de llegar allí ya observé un ejemplar sobrevolando los pastizales de la zona, con lo cual daba por cumplido ya mi objetivo. Cuál fue mi sorpresa cuando pocos minutos después enfoco los prismáticos a la mar y saltan ante mi vista otras dos lechuzas costeando hacia el este.


Tras seguir a estos ejemplares un buen rato hasta perderse en la distancia vuelvo a dirigir la vista al horizonte para identificar una nueva lechuza arribando desde la mar hasta posarse en tierra. Al llegar al punto donde la vi caer descubro que no es una, sino tres, tres lechuzas dando vueltas a mi alrededor.


En definitiva, y para no seguir más con el rollo, que estuve por la península de San Juan de Nieva un par de horas, de 16 a 18h, en las que pude ver arribando a la costa un total de 16 lechuzas campestres. Prácticamente todas lo hicieron desde el Noroeste y al acercarse a tierra su comportamiento fue diferente, ya que algunas se posaron en tierra antes de seguir viaje pero otras prefirieron doblar hacia el este a poca distancia de la costa.


Ya se sabe desde hace tiempo que esta rapaz "nocturna" es activa de día y que se puede observar en migración activa, pero nunca se había detectado una llegada tan fuerte como este otoño. Quizá haya sido un buen año de cría en sus áreas de reproducción, y me pregunto de dónde procederán, quién sabe si de las islas británicas o incluso de Islandia, a más de 2.000 km al norte.


No quiero terminar sin agradecer a Jorge, Ignacio, Yoli y todos cuantos anotaron sus observaciones de lechuzas de esos días, que hicieron que pudiera disfrutar de uno de mis mejores momentos ornitológicos de los últimos tiempos. Y alabar las ventajas de las nuevas tecnologías, mucho más numerosas que sus inconvenientes si se saben emplear de la manera adecuada. Larga vida a whatsapp.



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