miércoles, 4 de junio de 2014

Cuando comienza junio

Cuando comienza junio, muchos de nuestras aves están ocupadas criando sus polluelos. En esta tarea las parejas suelen repartir sus esfuerzos, y así la hembra dedica más tiempo a su alimentación, mientras que el macho permanece alrededor del nido, controlando su pequeño territorio. Por eso cuando comienza junio es mucho más fácil detectar a los machos que a las hembras.

Esto ocurre, por ejemplo, con nuestra pequeña lavandera boyera,


o con el mirlo


también con el verderón


y el verdecillo.


Cuando comienza junio, algunos pajarillos han sacado adelante su primera generación. Por ejemplo, el carbonero común


en el que los pollos volanderos persiguen continuamente a los adultos con su reclamo continuo e insistente.


Lo mismo ocurre con los jilgueros, en los que podemos distinguir los polluelos recientes por la ausencia de rojo en la cabeza.


Cuando comienza junio, los pollos de tarabilla europea ya llevan varios días fuera del nido, están crecidos y sus padres pronto pasarán de ellos para fundar una segunda familia.


Cuando comienza junio, los vencejos ya llevan más o menos un mes entre nosotros y llenan los aires con sus incesantes chillidos a la busca de insectos.


Por encima de ellos, las parejas de busardo ratonero ciclean por encima de su territorio, los pollos ya están crecidos y pronto abandonarán el nido.


En la ciudad, cuando comienza junio, la mamá de colirrojo tizón reclama continuamente cerca del agujero donde ha criado a sus pollos, invitándolos a enfrentar el mundo exterior.


En definitiva, cuando comienza junio estamos sumidos en plena etapa reproductiva y todo, absolutamente todo, gira en torno a este momento clave.

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